La idea de la belleza, nace con la cultura egipcia y la griega. Desde entonces se estudian las razones por las cuales una persona es más agradable a la vista que otra, descubriendo así las primeras leyes geométricas que debían ser respetadas para la armonía y el equilibrio de las proporciones.
La estética facial varía, dependiendo de la época o variaciones biológicas del ser humano en su proceso de envejecimiento. Pero ¿cuál es la armonía ideal? ¿Qué parámetros utilizaremos? ¿Hasta qué punto influye en nuestra vida?
Fotografías superpuestas del lado derecho, el izquierdo y el centro forman distintas caras de una misma persona
Diferenciaremos los distintos perfiles ideales para cada sexo. De tal manera que se prefieren los hombres con perfiles rectos mientras las mujeres son preferidas con perfiles convexos. Cuando la protrusión labial es excesiva, se acepta siempre y cuando la nariz y el mentón sean más largos. Las diferencias en cuanto al tipo de mal oclusión son también estudiadas llegando a la conclusión de que se prefieren las caras más cortas y redondeadas a las más largas con mordidas abiertas.
La reflexión de lo que percibimos como bello nos lleva a diferentes puntos de vista muy dispares que comentamos a continuación:
- 1Determinismo
- 2Proporción
- 3Pacientes con patologías neuronales
- 4Simetría
- 5Armonización
Al parecer, el atractivo o belleza es algo objetivable y aprensible matemáticamente. Forma parte del proceso evolutivo al considerar la belleza como indicativo de un sistema inmunológico más fuerte. Ser bello en el mundo natural significaría ser portador de buena salud aunque ello pueda contradecir nuestro ideal de igualdad. La Naturaleza es amoral y no entiende de ideales y estudiando su funcionamiento corremos el riesgo de descubrir cosas que no se ajustan siempre a nuestra racionalidad ni nuestro ideal de igualdad. Por ello, nuestra labor puede ser un poco ardua al perseguir una belleza natural y no a la carta.
Para Victor Jonston, psicólogo evolucionista, existe un fuerte determinismo biológico marcado por las hormonas y que forma parte de nuestra naturaleza con el fin de perpetuar la especie por lo que no hay opciones personales ni culturales. Así, a los hombres les gustan las caras que muestran fertilidad, es decir aquellas cuyo nivel de testosterona es bajo y las mujeres, son atraídas por hombres con un buen aspecto físico o buen sistema inmunológico que es lo mismo que decir portador de buenos genes. De este modo si durante la gestación el útero recibe más testosterona, la mujer será menos femenina y su dedo índice será más largo y tendrán menor atracción para los hombres. Gustan más los hombres con piernas largas y musculosos que delatan un pasado ancestral de corredor y de lucha por la supervivencia y continuidad de la especie.
Rosa Raich, por el contrario, alude a procesos cognitivos superiores que suelen inhibir los biológicos e influyen las características y factores de personalidad e intelectuales.
Sin embargo, existe otra teoría que defiende que la belleza está en la proporción. El número Phi, en el cuerpo humano, ha sido estudiado por muchos autores a lo largo de la evolución humana. Desde Fibonacci, hasta, más recientemente, el Dr. Stephen Marquart intentaron cuantificar la belleza. Marquart, diseñó una máscara básica de la belleza que revolucionó Hollywood. Observaron y recopilaron rostros hermosos de gente a la que se pagaba por el hecho de ser atractiva. Para ello, utilizaron el Promedio Dorado que aplicándolo una y otra vez encajaba con misteriosa precisión en los rostros de afamadas mujeres.
Marquart, diseñó una máscara con mediciones concretas basándose en la proporción PHI, que representarían el ideal de belleza y atractivo facial. Para él, la divina proporción tendría un efecto sobre el atractivo facial.
Aplicamos la máscara a diferentes personajes conocidos por su atractivo facial para comprobar como encajan en ella.
Máscara de Marquart aplicada a Greta Garbo
Máscara de Marquart aplicada a Marilin Monroe
Máscara de Marquart aplicada a Marlene Dietrich
Máscara de Marquart aplicada a Sharon Stone
Máscara de Marquart aplicada a Morgan Freeman
Máscara de Marquart aplicada a Sean Conery
La máscara no encaja de forma perfecta en la imagen superior. Sin embargo, lo hace en la foto inferior donde tiene más edad.
Máscara de Marquart aplicada a Sean Conery
Pacientes con patologías neuronales
La imagen percibida de la belleza ¿será la misma cuando se trata de pacientes con patologías neuronales?
Los doctores alemanes, Martina Grüter, Weber y Lueschow, realizaron un estudio en el 2010, con pacientes con PROSOPAGNOSIA CONGENITA (CPA), sobre la disociación del atractivo facial y otros procesos cognitivos en pacientes con CPA. Se estudiaron 19 pacientes con CPA para averiguar la información facial como relevancia social. Comprobaron como distintas áreas de la corteza occipito-temporal procesan esta información. Observaron como estos pacientes con disociación del procesamiento normal del atractivo daban respuestas al atractivo facial.
Resultado del estudio: los índices de atracción para cada rostro serían similares en el grupo de enfermos CPA que en el grupo control. Su juicio sobre el atractivo facial no se altera pero si hay una gran disposición respecto a los demás caracteres estudiados. Por tanto: ¿hay una instrucción facial de la cara?
Los estudios demuestran que el atractivo facial depende de propiedades geométricas, medianía y simetría, dimorfismos y género, la tez y calidad de la piel, la dirección de la mirada y especialmente en las mujeres la expresión amistosa, la neotenia y la juventud.
Si trasladamos esta simetría a la biología, comprobamos como los rasgos simétricos determinan la elección de la pareja, la procreación y la salud. Nos sentimos sexualmente más atraídos por personas con un grado óptimo de simetría que indican un mayor potencial reproductor dentro del proceso evolutivo. Al parecer, según estudios realizados, la simetría corporal es un indicativo de un buen sistema inmunológico y nuestro olor corporal es más sexy.
Angelina Joli y Brad Pitt, encajan a la perfección en la máscara de Marquart y además poseen rostros simétricos.
Tanto es así que las asimetrías son causa de diferentes trastornos. Tener una cara con una leve asimetría es normal pero se complica cuando una ceja es más alta que otra, hay dimorfismo en los labios o la nariz. Lifting, fillers, liposucciones entran en juego tratando de paliar y corregir estas anomalías. La simetría facial y corporal es una meta a alcanzar como forma de seducción y poder.
Quizás porque el Universo nació del caos y el desorden nos vemos abocados irremediablemente a perseguir el orden, la perfección y la simetría. Tendríamos que observar el mundo subatómico en los aceleradores de partículas para comprobar el caos existente y su impecinable obsesión de perseguir un orden. Los seres humanos somos por tanto hijos de un desorden original y todo nuestro interior es prueba de ello. ¿Será por ello por lo que intentamos desesperadamente conseguir la simetría?
La belleza de la armonía es generada por la integración de proporción, medida y simetría. A la hora de intentar medir la belleza además de la proporción y la simetría será necesario tener en cuenta la ARMONÍA. La armonía facial es la proporción capaz de producir en el espectador una mayor o menor atracción.
En resumen, medimos y cuantificamos la simetría, proporción y armonía. Tratamos de corregir las asimetrías e inestetismos que son objeto de queja de las pacientes. La expresión facial dice mucho de nuestra personalidad. Juzgamos a los individuos por su lenguaje corporal y oral. Nuestro estado de ánimo se plasma en nuestro rostro sin apenas darnos cuenta. Por ello es importante el estado emocional del paciente.
Mejoraremos el grado de turgencia de los tejidos blandos. Estudiaremos la causa de dicha flacidez y plantearemos las soluciones posibles.
Cuantificar y calcular la corrección facial no es algo estandarizado ni puede ser objeto de técnicas de ordenador. Los estudios cefalométricos, la perfilometría, los software, las fotografías son herramientas de ayuda que nunca podrán suplantar a nuestra sensatez y buen criterio. Buscar la armonización facial con la complicidad del paciente y no crear falsas expectativas, constituye nuestro reto diario.